miércoles, 14 de marzo de 2012

BENJAMÍN ESCORIZA

Querido Benjaminus Maximus, ¿cómo estás niño? Soy Jorjus, jorjus...¡hombre, Jorjus Cabezus¡ Tal vez en nuestra descomposición del lenguaje es donde mejor nos encontrábamos, mi querido Benjaminus. Esperando aquella frase que se conmutaba en risa, aquella risa que se conmutaba en mirada, aquella mirada profunda, lejana, humana que atinaba en el centro de algo mágico, inaprehensible, fugaz, como todo, fugaz como todo, Benjaminus Maximus, como la voz que emerge desde el abismo de la existencia trenzando aquello que había que decir, dulzor y aroma del sur, alegría de vivir, de ser, de existir en el ritmo del mar, con las grietas árabes de tu garganta, Granada y tú, en Madrid, en el mundo, perdidos por los barrios de la capital, en los tugurios del cante, del hachís, de la farándula bendita donde se cuece una existencia al margen, paralela, apta sólo para unos cuántos. No creo en las necrológicas, creo en la salud bendita de nuestras almas que se cruzan, que se han vuelto a cruzar ahora mas que nunca, acariciando nuestros recuerdos, inundando el silencio con nuestras risas, con nuestras andanzas surrealistas en las cantinas del alma y repasando tus triunfos, tan merecidos, tan fuertes, tan grandes subido en los escenarios de medio mundo absorbiendo la energía de todos los que te escuchan y aplauden esa sencillez profunda que no admite contestación. Ya te echo de menos Benjaminus, ya te echo de menos antes del ayer, de los ayeres, antes de mañana. Niño, niño, te has ido, pero no. Sé que no. Sé que te puedo encontrar, localizar en el ritmo de la risa, en la fragancia del sur, en las melodías medievales, arábigas, flamencas. Sé que te puedo encontrar tomando unas cañas en una taberna, en el estudio de grabación, en la noche alquímica. No quisiste compartir tu dolor. Pero me duele, nos duele a todos los que te queremos. Un besico, Benjaminus Maximus, un besico y no dejes de cantar, no abandones tus proyectos, no dejes de ser así, como eres.

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