Muchas veces los informes coinciden con la realidad. Viniendo por la espectacular carretera de Carboneras a Mójacar hallé una gran frustración. Estaba acostumbrado a que cuando cogía una recta, ya pasado el puerto y giraba levemente a la derecha para encontrarme con la playa de Macenas, el mar se me apareciera de pronto majestuoso, profundamente azul, refrescando el calor que azota esas sierras en los meses de verano. A alguien - alcalde, concejales, junta de Andalucía- se le ha ocurrido la maravillosa idea de edificar una mole de cemento colindando con la playa, de modo y manera que ahora cuando cojo esa recta y tuerzo levemente a la derecha lo que encuentro es un esqueleto de hormigón que tapa la mirada hacia el mar y que se extiende durante cientos de metros. Según un informe de Greempeace es muy posible que en pocos años tapemos totalmente la vista del mar. Hay zonas en España en las que se han urbanizado mas del sesenta y el setenta por ciento de nuestras playas. Quiere decirse que para asomarnos al mar tendremos que sortear un laberinto de cemento y que las futuras generaciones no sabrán ya nunca lo que es buena parte del paisaje mediterráneo. Eso si, seguiremos gozando en la prensa de fabulosas detenciones de alcaldes, concejales, empresarios y constructores corruptos que nos deleitarán la sobremesa con los telediarios. Es tal el abandono del pueblo español hacía su propia naturaleza que a ningún paisano parece preocuparle este hecho dramático reflejado en un contundente informe de la ong.
Pero yo les diría que hay vida después del fútbol y que merece la pena alzar la voz para defender nuestra naturaleza, nuestras playas, nuestras montañas. Dejenme que me ría de todos esos alcaldes, diputados y miembros de gobiernos autónomos o centrales que han consentido tamaña monstruosidad. Se construyen casas para que habite el vacío en ellas. Encima , para mas coña, tenemos un problema muy serio con la vivienda. Es un país de locos. Si el parque inmobiliario se correspondiera con la población deberíamos de ser mas de ciento veinte millones de españoles. Pero somos unos cuarenta y cinco y , ya digo, muchos sin casa. No creo tampoco en la justicia histórica, pero deseo que tarde o temprano salga una generación de jóvenes valientes, racionales y emocionales que supriman tanto ladrillo a base de dinamita, quiero decir, demoliciones controladas, ordenadas por un buen gobierno y que algún día se me restituya esa visión del mar al coger la carretera recta hacia Mójacar y doblar un poco a la derecha. Si no lo veo yo...al menos me daré por satisfecho si nadie tiene que volver a escribir sobre tanta barbarie.
lunes, 19 de julio de 2010
viernes, 16 de julio de 2010
MISCELÁNEA
Las banderas aún ondean en los coches. Inútil prolongar la fiesta. Las emociones colectivas sólo tienen sentido en el momento previo, en el momento justo, en el momento después. Todo lo demás es tardío, decadente, sin sentido. Hay quien quisiera vivir eternamente la final del mundial. Pero tal vez es mejor que volvamos a nuestra casas, a nuestras calles, a nuestro alrededor. Es duro comprender que todo es un bálsamo ficticio. Pero mejor eso que deambular con la bandera de un lado para otro. Ya habrá otra ocasión. Ahora se trata de fijarse en las banderas roja, amarilla y verde de las playas. Es verano.
La Iglesia no levanta cabeza. Ahora el pederasta Marc Dutroux también tenía conexiones con algunos jerarcas eclesiales belgas. Me dan ganas de vomitar. Si no fuera por su poder, o tal vez por los buenos religiosos, - que existen- habría que aislar el Vaticano, ponerlo en cuarentena, revisar todos sus documentos, sus archivos y llevar a la cárcel a una parte importante del clero.¡ El mundo es tan pequeño¡
Ahora me doy cuenta de que dos individuos han debatido sobre el estado de la nación. Curiosa contradicción. La nación tiene estado. O no tiene estado. Tal vez el estado es previo a la nación, o la nación previa al estado.
En todo caso..¿de qué nación hablamos? Creo que ni Zapatero ni Rajoy viven en barrios, en pueblos, toman el metro, una caña en el bar de enfrente. Hablan del estado de una nación con sus coches oficiales, sus escoltas, sus aduladores, sus militantes fieles, sus siervos. No he oído una sola frase que conecte con el pueblo, con la inteligencia de la vanguardia, que la hay, muy a mi pesar. Retórica vacía, previsible. Vacío y mas vacío. Ese es el estado de la nación: el vacío del lenguaje, de las ideas, de los compromisos. Vamos apañados. Aplaudanse todo lo que quieran. Es el ruedo ibérico. No veo una figura deslumbrante, alguien que me haga creer en la política.
Diferencia entre un un inglés y un español a la hora de cruzar un paso de cebra. El inglés se sitúa en el paso. Espera pacientemente hasta que alguien para. Cuando lo hace, atraviesa el paso de cebra dando las gracias y sonriendo. El español irrumpe en el paso de cebra. No mira, no dice nada. Incluso cruza con desprecio. Se supone que el paso de cebra es para él. No tiene tiempo de aguardar a nada. Si le atropellan se cagará en la puta madre que te parió. Y la justicia le dará la razón. La tiene. Pero lo que no tiene es educación, o eso que se llama urbanidad, civismo, buen rollo. Aún hay mucho que hacer en las escuelas.
La Iglesia no levanta cabeza. Ahora el pederasta Marc Dutroux también tenía conexiones con algunos jerarcas eclesiales belgas. Me dan ganas de vomitar. Si no fuera por su poder, o tal vez por los buenos religiosos, - que existen- habría que aislar el Vaticano, ponerlo en cuarentena, revisar todos sus documentos, sus archivos y llevar a la cárcel a una parte importante del clero.¡ El mundo es tan pequeño¡
Ahora me doy cuenta de que dos individuos han debatido sobre el estado de la nación. Curiosa contradicción. La nación tiene estado. O no tiene estado. Tal vez el estado es previo a la nación, o la nación previa al estado.
En todo caso..¿de qué nación hablamos? Creo que ni Zapatero ni Rajoy viven en barrios, en pueblos, toman el metro, una caña en el bar de enfrente. Hablan del estado de una nación con sus coches oficiales, sus escoltas, sus aduladores, sus militantes fieles, sus siervos. No he oído una sola frase que conecte con el pueblo, con la inteligencia de la vanguardia, que la hay, muy a mi pesar. Retórica vacía, previsible. Vacío y mas vacío. Ese es el estado de la nación: el vacío del lenguaje, de las ideas, de los compromisos. Vamos apañados. Aplaudanse todo lo que quieran. Es el ruedo ibérico. No veo una figura deslumbrante, alguien que me haga creer en la política.
Diferencia entre un un inglés y un español a la hora de cruzar un paso de cebra. El inglés se sitúa en el paso. Espera pacientemente hasta que alguien para. Cuando lo hace, atraviesa el paso de cebra dando las gracias y sonriendo. El español irrumpe en el paso de cebra. No mira, no dice nada. Incluso cruza con desprecio. Se supone que el paso de cebra es para él. No tiene tiempo de aguardar a nada. Si le atropellan se cagará en la puta madre que te parió. Y la justicia le dará la razón. La tiene. Pero lo que no tiene es educación, o eso que se llama urbanidad, civismo, buen rollo. Aún hay mucho que hacer en las escuelas.
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martes, 13 de julio de 2010
CUENTO DE VERANO
Aquella noche cuando los aromas de las plantas bañaban el aire y sugerían caminos inexplorados se levantó de su asiento el señor del arrecife y se quedó en silencio de pie, con los ojos cerrados, auscultando en su interior una lejana ausencia. La noche era perfecta, los árboles brillaban a ráfagas con el titilar de las estrellas, las flores se ensanchaban en su delirio cromático, el búho ordenaba el diapasón de la montaña.
Cuando se oyó el croar de la rana, el señor del arrecife exclamó: ¡ya lo tengo¡ ¡el estanque, el estanque del violín de piedra se ha secado¡ Todos se levantaron rápido de sus lugares y fueron hacía el estanque. Y allí, en efecto, comprobaron que el sol había evaporado el agua, que la piedra tallada de aquel violín resplandecía seca con su vetusta alma desierta y que la rana, custodio de aquel increíble lugar, había emigrado por los alrededores buscando el preciado liquido en el que zambullirse.
El sonido de la rana se oía cada vez mas lejos. No se sabía bien que camino había tomado. Rápidamente el estanque fue llenado de nuevo de agua con la esperanza de que aquel batracio, nacido en las acequias del origen del mar, volviera a custodiar aquel violín de piedra que sólo sonaba ante las caricias del agua. Pero pasaron días y días y la rana no volvía. Por la noche se oía su gruñido dispar pero en tantos sitios a la vez que era difícil saber por donde andaba. El señor del arrecife comprendía la magnitud del problema. Aquella música encerrada en una piedra simbolizaba el sonido del mar antiquísimo cuando la fuerza de la naturaleza le hizo retroceder kilómetros y acotó sus fronteras. El fósil de aquel sonido quedó grabado en el arrecife como uno de los mayores misterios del lugar. Cuando hace muchos años el señor del arrecife comprendió aquel sonido se conjuró en simbolizarlo y en que lo custodiara el animal mas sencillo de todos cuantos poblaban el agua y la tierra a la vez: aquella rana que ahora huía sin saber bien por qué. Aún no es tiempo de desvelar todo, decía cuando se le preguntaba sobre la importancia de aquella rana.
Siguieron pasando los días. El señor del arrecife decidió personalmente hacer guardia en el estanque. Nadie comprendía su actitud. Aparentemente todo estaba bien, pero en los sonidos sucede como en las visiones. No todo el mundo los percibe de igual manera.
"Si algún día vienen los hombres a derribar el estanque, el hominido mas vulgar a plantar su huella, se perderá para siempre el corazón del arcano mas enigmático. Y el destino habrá frustrado la esperanza de nacer eternamente bañado en un momento". Pocos entendían sus frases. Pero pocos las rechistaban. El señor del arrecife se mantuvo durante días y noches a los pies del estanque. Una noche, por fin, se oyó el croar de una rana en las inmediaciones de la escultura musical. Todos salieron a festejarlo y a rescatar al señor del arrecife. Cuando llegaron al estanque todos enmudecieron: el señor del arrecife se había convertido en un batracio gigantesco que se zambullía alegre en el agua del estanque. Entonces todos los demás - el lagarto, el zorro, la araña, el búho, la salamanquesa- comprendieron por fin el sonido del estanque: era de nuevo el inicio de sus vidas.
Cuando se oyó el croar de la rana, el señor del arrecife exclamó: ¡ya lo tengo¡ ¡el estanque, el estanque del violín de piedra se ha secado¡ Todos se levantaron rápido de sus lugares y fueron hacía el estanque. Y allí, en efecto, comprobaron que el sol había evaporado el agua, que la piedra tallada de aquel violín resplandecía seca con su vetusta alma desierta y que la rana, custodio de aquel increíble lugar, había emigrado por los alrededores buscando el preciado liquido en el que zambullirse.
El sonido de la rana se oía cada vez mas lejos. No se sabía bien que camino había tomado. Rápidamente el estanque fue llenado de nuevo de agua con la esperanza de que aquel batracio, nacido en las acequias del origen del mar, volviera a custodiar aquel violín de piedra que sólo sonaba ante las caricias del agua. Pero pasaron días y días y la rana no volvía. Por la noche se oía su gruñido dispar pero en tantos sitios a la vez que era difícil saber por donde andaba. El señor del arrecife comprendía la magnitud del problema. Aquella música encerrada en una piedra simbolizaba el sonido del mar antiquísimo cuando la fuerza de la naturaleza le hizo retroceder kilómetros y acotó sus fronteras. El fósil de aquel sonido quedó grabado en el arrecife como uno de los mayores misterios del lugar. Cuando hace muchos años el señor del arrecife comprendió aquel sonido se conjuró en simbolizarlo y en que lo custodiara el animal mas sencillo de todos cuantos poblaban el agua y la tierra a la vez: aquella rana que ahora huía sin saber bien por qué. Aún no es tiempo de desvelar todo, decía cuando se le preguntaba sobre la importancia de aquella rana.
Siguieron pasando los días. El señor del arrecife decidió personalmente hacer guardia en el estanque. Nadie comprendía su actitud. Aparentemente todo estaba bien, pero en los sonidos sucede como en las visiones. No todo el mundo los percibe de igual manera.
"Si algún día vienen los hombres a derribar el estanque, el hominido mas vulgar a plantar su huella, se perderá para siempre el corazón del arcano mas enigmático. Y el destino habrá frustrado la esperanza de nacer eternamente bañado en un momento". Pocos entendían sus frases. Pero pocos las rechistaban. El señor del arrecife se mantuvo durante días y noches a los pies del estanque. Una noche, por fin, se oyó el croar de una rana en las inmediaciones de la escultura musical. Todos salieron a festejarlo y a rescatar al señor del arrecife. Cuando llegaron al estanque todos enmudecieron: el señor del arrecife se había convertido en un batracio gigantesco que se zambullía alegre en el agua del estanque. Entonces todos los demás - el lagarto, el zorro, la araña, el búho, la salamanquesa- comprendieron por fin el sonido del estanque: era de nuevo el inicio de sus vidas.
martes, 6 de julio de 2010
LAS PATAS DE UN BANCO
El presidente de Bancaja le ha dejado a su amigo Jaume Matas tres millones de euros para hacer frente a su fianza y eludir la prisión. El propio juzgado se lleva las manos a la cabeza por la facilidad con que el ex presidente balear ha conseguido tal suma de dinero a un interés tan competitivo. Bancaja se va a fusionar con Caja Madrid y ambas entidades recibirán fondos públicos para equilibrar sus finanzas. Bueno, ya sabemos cuales son las prioridades de Bancaja. Salvar a los amiguetes. Probablemente el crédito a empresas y a familias esté mas que cerrado, pero dinero para otros menesteres parece que si hay. Lo sorprendente es que seamos los ciudadanos lo que tengamos que pagar la factura de una banca que se comporta en España - con raras excepciones- como si de señores feudales se trataran. Ya hubo un primer fondo al que se acogieron bastantes entidades, es decir, dinero público, que sale del bolsillo del contribuyente. La mala gestión, el despilfarro, los turbios negocios, el chanchulleo político de las cajas, o las inversiones en globo aerostático del ladrillo se han premiado con mas fondos públicos para que los mercados encima no nos atosiguen demasiado. Siendo así las cosas nosotros los ciudadanos tendríamos que reclamar nuestra parte alícuota de sus beneficios, pues nos hemos convertido en accionistas suyos. Pero me temo que la banca en España es despiadada con el débil - la mayor parte de los ciudadanos- cauta con el adinerado y soberbia con el poder, al que parece tener sometido hasta límites inconcebibles. Una buena legión de abogados se encargan de velar por sus intereses, atornillar el cuello a los morosos y ejecutar hipotecas, cuentas y todo lo que pillen a quien ose dejarle algo a deber. Los jueces, por lo general, no suelen ser muy incisivos con el poder del feudalismo bancario. Así que todo apañado. Si les va mal, el estado paga. Si les va bien, recaudan raudos sus beneficios. El estado les ayuda y luego con esas ayudas compran deuda pública. Los intereses que generan esa deuda se los apropian sin misericordia. Pero cosa mas absurda no he visto en mi vida. ¿No sería mejor que el propio estado se autofinanciara, en vez de dejarles dinero público que a su vez sirve para financiar al estado cobrándole a este unos intereses altísimos? Aquí nadie dice nada. Todo parece normal.
Dice un amigo mío que las siglas SA, - sociedad anónima- en realidad significan "sin alma". A alguna empresa desde luego se le podría aplicar esa definición. Alma no creo que tenga tampoco una gran parte de la banca. Yo me quedé muy flipado con una maniobra orquestada por otra caja, Caixa Galicia, con sus famosas coberturas de tipo de interés. Resulta que usted va a esa caja y pide una hipoteca. Ellos, siempre pensando en el ciudadano, le ofrecen ese maravilloso producto por su bien. Estamos hablando del año 2007 cuando los tipos de interés estaban en torno al 5 por ciento. Ese producto le garantizaba al ciudadano que en el hipotético caso de que los tipos de interés siguieran subiendo con esa póliza se frenaban en el 6 por ciento y todo lo que sobrepasara a partir de ahí se hacía cargo la cobertura de tipo de interés. Bien, parece un buen producto, máxime en aquellas fechas en la que los tipos subían día sí y día también. Además ese producto iba inexorablemente unido a la firma de la hipoteca. O sea, que te gustara o no tenías que firmarlo. Bien, pues a partir de 2007, y una vez firmado el bendito producto, los tipos de interés empezaron a bajar hasta alcanzar los mínimos históricos en los que nos encontramos. Llegó la crisis. Y entonces los ciudadanos que habían firmado descubrieron la bondad del producto: eran ellos los que tenían que compensar al banco hasta el cinco o seis por ciento. Como el euribor bajó hasta el 1 por ciento, pues tocaba pagar 4 o 5 puntos. Es decir, que se pagaba y se paga mas por el producto que por la hipoteca. Caixa Galicia comprendió muy bien la situación y por mas reclamaciones que se le hicieron se cerró en banda y exigió y exige el desembolso de esas cantidades astronómicas. Menos mal que entre todos íbamos a salir de la crisis- ¿se acuerdan de esa campaña, de que entre todos lo arreglamos?-
Si era un alivio pensar que los tipos iban descendiendo - esa es otra, pues por mucho que desciendan la mayoría de los préstamos tienen un suelo fijado del 3 por ciento, otra sinvergonzonada- el alivio se trocó en pesadilla al enterarnos de la verdadera naturaleza del producto maravilloso que defendía a los clientes. Nadie se ha atrevido a poner las cosas en su sitio, aunque algunos juzgados hayan empezado a alarmarse por lo que yo calificaría como una presunta estafa. ¿Y el Banco de España? Calla.
A pesar de lo que parezca no estoy en contra de toda la banca. Lo estoy en contra de aquellos banqueros, cajuchas o entidades que asfixian a las empresas, que no creen en proyectos, que destrozan los sueños de los emprendedores, que no tienen visión de futuro, ni de país. Sólo buscan el interés inmediato, el sometimiento económico del ciudadano. Y a buena parte de esta banca pacata, ruin y usurera la estamos financiando con nuestro dinero público.
Dice un amigo mío que las siglas SA, - sociedad anónima- en realidad significan "sin alma". A alguna empresa desde luego se le podría aplicar esa definición. Alma no creo que tenga tampoco una gran parte de la banca. Yo me quedé muy flipado con una maniobra orquestada por otra caja, Caixa Galicia, con sus famosas coberturas de tipo de interés. Resulta que usted va a esa caja y pide una hipoteca. Ellos, siempre pensando en el ciudadano, le ofrecen ese maravilloso producto por su bien. Estamos hablando del año 2007 cuando los tipos de interés estaban en torno al 5 por ciento. Ese producto le garantizaba al ciudadano que en el hipotético caso de que los tipos de interés siguieran subiendo con esa póliza se frenaban en el 6 por ciento y todo lo que sobrepasara a partir de ahí se hacía cargo la cobertura de tipo de interés. Bien, parece un buen producto, máxime en aquellas fechas en la que los tipos subían día sí y día también. Además ese producto iba inexorablemente unido a la firma de la hipoteca. O sea, que te gustara o no tenías que firmarlo. Bien, pues a partir de 2007, y una vez firmado el bendito producto, los tipos de interés empezaron a bajar hasta alcanzar los mínimos históricos en los que nos encontramos. Llegó la crisis. Y entonces los ciudadanos que habían firmado descubrieron la bondad del producto: eran ellos los que tenían que compensar al banco hasta el cinco o seis por ciento. Como el euribor bajó hasta el 1 por ciento, pues tocaba pagar 4 o 5 puntos. Es decir, que se pagaba y se paga mas por el producto que por la hipoteca. Caixa Galicia comprendió muy bien la situación y por mas reclamaciones que se le hicieron se cerró en banda y exigió y exige el desembolso de esas cantidades astronómicas. Menos mal que entre todos íbamos a salir de la crisis- ¿se acuerdan de esa campaña, de que entre todos lo arreglamos?-
Si era un alivio pensar que los tipos iban descendiendo - esa es otra, pues por mucho que desciendan la mayoría de los préstamos tienen un suelo fijado del 3 por ciento, otra sinvergonzonada- el alivio se trocó en pesadilla al enterarnos de la verdadera naturaleza del producto maravilloso que defendía a los clientes. Nadie se ha atrevido a poner las cosas en su sitio, aunque algunos juzgados hayan empezado a alarmarse por lo que yo calificaría como una presunta estafa. ¿Y el Banco de España? Calla.
A pesar de lo que parezca no estoy en contra de toda la banca. Lo estoy en contra de aquellos banqueros, cajuchas o entidades que asfixian a las empresas, que no creen en proyectos, que destrozan los sueños de los emprendedores, que no tienen visión de futuro, ni de país. Sólo buscan el interés inmediato, el sometimiento económico del ciudadano. Y a buena parte de esta banca pacata, ruin y usurera la estamos financiando con nuestro dinero público.
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sábado, 3 de julio de 2010
LA BOLA DE FUEGO
No importa si se derrama la gasolina y fluye por las calles del poblado. En las chabolas luce un flamante televisor de plasma que anestesia a todas las tribus, también a las del "mundo civilizado". Seguir el discurso de una esfera o, mejor, su evolución de un pie a otro, buscando la perfección o la suerte o la equivocación de los árbitros, -parodia del sistema judicial- es algo atávico que debe de estar inoculado en los genes de la especie, mas en el de ellos que en el de ellas. Tiempo al tiempo. Podría pensar mas poéticamente y argumentar que en el fútbol se despliega esa magia por el universo, por la marcha de las esferas, por la libertad que produce una circunferencia lanzada de un sitio a otro con la inteligencia del hombre, sometido , eso sí, a un rectángulo. Tal vez esa mezcla entre lo rectangular y lo esférico empiece a configurar un buen principio para su idealización. Pero no, no me equivoco. El mundo, como ya es sabido, busca en el fútbol un sustituto de la guerra, una manera de enfrentarse a los demás con las armas del resultado, un espejismo donde sentirse realizados si gana su equipo - como si todos jugaramos-una muestra de orgullo patrio, de bendita banalidad puesta al servicio de la nada social mas absurda. Los comentarios en el fútbol siempre son los mismos, la dinámica siempre repetitiva, el deseo de ganar surge una y otra vez. Las ligas, las competiciones, se suceden inmaculadas como si el hombre buscara el eslabón perdido de su existencia con el mundo. Y para ello goza de un cómplice inigualable: la televisión se inventó para el fútbol. No hay deporte que cuadre mejor con su técnica.
Volvamos al Congo. En ese poblado que ardió la gente debió de oír el estruendo del camión al volcar. Los niños, siempre los niños en el llamado tercer mundo, debieron de ser enviados a recoger la gasolina que manaba de la tripa de acero. Pero el fuego no tardó en aparecer. Probablemente sus mayores se entretenían en el televisor con la evolución de la esfera y les costó mucho trabajo percatarse de la realidad en la que vivían. Es lo que tiene la televisión, el fútbol. Puede crear ensoñaciones. Apartarnos de la realidad, aunque nos vaya la vida en ello. Si uno lo piensa detenidamente todos los partidos acaban. Y entonces tenemos que enfrentarnos a nosotros mismos. Desperezarnos de la ensoñación de haber jugado con nuestro equipo. A muchos les parece bien ese bálsamo seductor. ¡ya tenemos muchos problemas en nuestras vidas, un poco de escape¡ Otros saben que en todo esto hay cierta impostura, cierta anestesia, pero también se dejan seducir.
El caso es que en un poblado de El Congo decenas de niños han muerto mientras se retransmitía el mundial y ellos peleaban por la supervivencia, robando el asqueroso oro negro que manaba fértil en la carretera. No se pueden unir los dos argumentos. Cierto. Pero me pregunto cuantas cosas arderán en todos nosotros sin que nos demos cuenta de nada mientras observamos la evolución de una pelota.
Volvamos al Congo. En ese poblado que ardió la gente debió de oír el estruendo del camión al volcar. Los niños, siempre los niños en el llamado tercer mundo, debieron de ser enviados a recoger la gasolina que manaba de la tripa de acero. Pero el fuego no tardó en aparecer. Probablemente sus mayores se entretenían en el televisor con la evolución de la esfera y les costó mucho trabajo percatarse de la realidad en la que vivían. Es lo que tiene la televisión, el fútbol. Puede crear ensoñaciones. Apartarnos de la realidad, aunque nos vaya la vida en ello. Si uno lo piensa detenidamente todos los partidos acaban. Y entonces tenemos que enfrentarnos a nosotros mismos. Desperezarnos de la ensoñación de haber jugado con nuestro equipo. A muchos les parece bien ese bálsamo seductor. ¡ya tenemos muchos problemas en nuestras vidas, un poco de escape¡ Otros saben que en todo esto hay cierta impostura, cierta anestesia, pero también se dejan seducir.
El caso es que en un poblado de El Congo decenas de niños han muerto mientras se retransmitía el mundial y ellos peleaban por la supervivencia, robando el asqueroso oro negro que manaba fértil en la carretera. No se pueden unir los dos argumentos. Cierto. Pero me pregunto cuantas cosas arderán en todos nosotros sin que nos demos cuenta de nada mientras observamos la evolución de una pelota.
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