Han acotado el terreno donde se suponen que yacen tus restos, Federico. ¿qué quieren encontrar? Tal vez los huesos de tus manos que un día, pobladas de tacto y de yemas, surcaron los aires de la música haciendo zozobrar espiritus, liberando armonías, componiendo acordes vegetales de sol, luz y viento. Tal vez tu calavera, vacía, sin los ojos que fotografiaban la esencia de los hombres, la campana de la mañana, el rojo crepúsculo de los sueños. Y cuando tengamos tus huesos y los enterremos de nuevo, entonces..¿qué? Dicen que España te habrá hecho justicia, la España perdedora, la que fue arrasada de la faz de la tierra, la que perdió su hacienda, sus sueños, sus seres queridos, su manantial de luz, el telescopio con el que miraba la utopía de un país distinto, ajeno a la reacción y a la intrasigencia.
Me da igual que encuentren tus huesos. Porque yo te acuné en mi adolescencia, vibré con el violín de tus palabras, te hice eterno en mi imaginación de poeta, viajé a la base del ritmo, entré debajo de la tierra, del agua, mil veces me enamoré de las flores, de los árboles, mil veces me contuve soñando tus canciones, abriendo el fuego del Sur, galopando en tus ataúdes, clavando hierro en la órfandad de Nueva York. Me da igual que me muestren tus huesos, tan iguales a los de todos, porque tu has roto la frontera del olvido, te has perpetuado en aquel que quiera escucharte y en el futuro incierto y en el presente serán tantos los que quieran hacerlo...Así de cráneo en cráneo, de mano en mano, avanza la poesía cubierta de la luz transitoria de la piel, de los ojos, del sonido fugaz de una garganta..
Nadie puede ya enterrarte, Federico. Porque las almas como la tuya no se entierran. Caminan en el portal de los siglos y tal vez esa sea tu mejor respuesta a aquellos que un día pretendieron callarte para siempre. No pudieron. Ni podrán. Tu sigues cantando en los rincones mas luminosos del mundo. Ellos, bestias negras, se confundieron un día con la tierra y allí quedaron disueltos para siempre. Si encuentran tus huesos, Federico, espero que de tu adn sólo extraigan tu último poema. Paz para los que te acompañaron en aquel macabro viaje hacia la nada;el maestro republicano y los banderilleros anarquistas.
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