sábado, 19 de septiembre de 2009

LAS REGLAS DE LOS VIEJOS PROFESORES

Alguien se está empeñando en cambiar el modelo educativo a base de acontecimientos que nutren a los medios de comunicación. Los incidentes del pueblo madrileño de Pozuelo me tienen mosqueado. Unos incidentes ,en los que como se recordará, un grupo de jóvenes la liaron a pedradas e insultos contra la policía. Fueron unos doscientos adolescentes que cocidos de alcohol y ganas de jugar a la play la emprendieron a botellazos contra los agentes que no se esperaban ni mucho menos una reacción tan vandálica de los nietos de la aristocracia. Algunos sectores y políticos afines al pijerío empezaron a airear ya eso de que los jóvenes han perdido el respeto a la autoridad, de que si falla la eduación, la figura del maestro y hasta se llegó a pedir la vuelta de la mili. Todo esto, digo yo, y en todo caso, estará fallando en los colegios de pago de la sierra madrileña. Pongan ustedes en cintura a sus hijos. El problema es que a raíz de estos acontecimientos se crea un impacto social que trata de perjudicar no a los niños de Pozuelo que ya tienen , al menos bastantes de ellos, bien asegurada la buena eduación y el futuro, sino a todos los demás procedentes de barrios mas humildes que bastante tienen con soportar el paro de sus padres y las escasas posibilidades de hacerse un hueco digno en esta sociedad del enchufe y el compadreo.
Oigan..¿de verdad quieren volver a poner una tarima encima del suelo, para elevar la figura del profesor, de verdad quieren que los alumnos formen en columnas de a dos para militarizar la enseñanza, de verdad quieren que reine el silencio y el terror en las clases, que los alumnos reverencien un y otra vez a la autoridad, que el maestro o el profesor sean incuestionables?
Pronto veremos encima de la mesa las reglas de los viejos profesores dispuestas a calentar las palmas de las manos infantiles.
Algunos dicen que las formas no son lo importante. Pues si. Las formas importan y mucho pero si vamos al contenido hay que decir que en efecto nuestra educación es un fíasco. El día que los alumnos interpreten que el colegio, el instituto o la universidad son centros de saber, de transmisión de conocimientos, de averigüación, de dinamismo, de superación personal, de esfuerzo y de reto, de incitación a la inteligencia, a la pregunta, al querer descubrir lo oculto, al querer comprender el mundo, al querer cambiarlo y trasformarlo para mejorarlo; el día que descubran que todas estas instituciones son algo mas que trámites administrativos y que sirven para algo mas que para expedir titulos habremos dado un gran paso. Igual que daremos un gran paso cuando veamos en nuestros profesores personas a las que admirar pero nunca temer.
Algunos quieren volver a las andadas. No cuestionando al profesor tampoco cuestionaremos sus contenidos. Pero se trata de aprender conjuntamente. Profesores y alumnos. Algo así como la comunión. Un poco menos de competitividad en la enseñanza vendría de maravilla. Habrá que recordar una vez mas la diferencia que hacían los romanos entra la autoritas y la potestas. La autoritas viene de abajo. La otorgan, en este caso, los alumnos a su profesor por su manera de enseñar, como reconocimiento a alguien sabio. Es la autoridad moral. La potestas viene de arriba. Es la imposición y los medios coercitivos para implantarla. Me quedo con la primera.
Durante los primeros años de la transición politico se produjo un hecho paradójico. Cuando los
policías pedían el carnét a los jóvenes se justificaban diciendo que les obligaban a ello, que perdonaran, que no querían molestar. Tenían mala conciencia del recién pasado franquista. La democracia puso las cosas en su sitio. Ni una cosa ni la otra. Con los profesores, me temo, que alguien quiere volver al pasado mas oscuro de nuestra historia.

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