En la España del siglo XXI suceden crímenes del siglo XIX. Es como si a una parte de la sociedad se le hubiese parado el reloj histórico de la evolución. En la España del siglo XXI las instituciones son feudos cerrados pilotados por figuras que acaparan poder, riquezas, sueldos y capacidad de decisión, sin que funcionen muy bien los controles democráticos, tanto de los partidos como de las propias instituciones. En la España del siglo XXI aún funcionan los enchufes, el dedo, las simpatías personales y en doble dirección. No basta con estar formado hay que ser de....para determinados puestos. En la España del siglo XXI los partidos se comportan como organizaciones caciquiles, con señores feudales como jefes supremo de la tribu a los que los demás deben pleitesía y lealtad si quieren seguir comiendo.
En la España del siglo XXI los alcaldes callan, las corporaciones se resignan, las gentes tragan para ver si el mandamás de turno suelta algo de dinero público. En la España del siglo XXI se siguen vertiendo mentiras sobre la función pública y se presenta como sacrificio hacía los demás lo que no es sino enriquecimiento personal y ansias de poder. En la España del siglo XXI los ciudadanos no alcanzan esta categoría, sólo la de súbditos dispuestos a obedecer. En la España del siglo XXI los partidos optan por figuras de corte autoritario que prolongan la sensación espantosa de que este país tiene una maldición histórica que le aboca siempre a la dictadura, a lo rancio, al nepotismo. En la España del siglo XXI los crímenes se fraguan entre madre e hija, como alternativa a una justicia que recapacita demasiado tarde y que presenta síntomas evidentes de descomposición y clientelismo. En la España del siglo XXI, el asesinato, el cainismo están aún demasiados presentes en el inconsciente colectivo como fórmula para resolver cuestiones cuando caemos en desgracia ante "nuestro protector". En la España del siglo XXI aún tenemos que estar bajo el paraguas de la protección de alguien si se quiere prosperar. En la España del siglo XXI suceden crímenes surrealistas como lo es el hecho de que la esposa y la hija de un comisario de policía se comporten como delincuentes profesionales para la ejecución de un asesinato. En la España del siglo XXI las instituciones locales siguen teniendo un aire de coto cerrado, de falta de transparencia y de servilismo excesivos.
AVISO: Condeno toda forma de violencia. Condeno toda forma de tomar la justicia por tu propia mano. Me repugna el asesinato y estoy siempre a favor de la vida. No hay justificación posible para la muerte de nadie. Mejor, cambiar el estado de cosas que facilitan estas tragedias.
jueves, 15 de mayo de 2014
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Mi padre fue brutalmente asesinado a manos de un clan familiar de criminales de los que tenemos absoluta constancia que se dedican desde hace muchos años al narcotráfico a gran escala y han blanqueado el dinero a través de empresas tapadera, metieron a unos sicarios en el piso y asfixiaron hasta la muerte a mi padre, un hombre honrado y noble, que nunca le hizo daño a nadie y tuvo una muerte monstruosa a manos de esos monstruos, uno de los asesinos, es policía local en un pueblo y accedió por enchufe después de haber intentado acceder a la Policía Local de la capital y no superó el psicotécnico, pero con un enchufe, ahí está, en un pueblo, como no tenemos dinero, no podemos pagar un detective, a mí me hacen seguimientos permanentes, me rastrean Internet, saben desde donde me conecto, lo que tiene que uno de los asesinos sea policía, es que debido al repugnante corporativismo, me han desacreditado por completo y han logrado que la Policía me vaya siguendo a mí creyéndome culpable del crimen que han hecho ellos, esa es mi situación, esto sucede en España, se permite que un criminal acceda por enchufe en la Policía, todo el clan criminal de mafiosos asesinos, están impunes, nadie nos cree.
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