domingo, 10 de julio de 2016
ESPIRAL DE MUERTE EN MÁLAGA
Tal vez no haya ocurrido episodio más oscuro y más grave de corrupción policial que el que se ha desarrollado en Málaga en los últimos años y que a día de hoy aún presenta un desenlace incierto. Una historia que tiene su origen en la muerte Lucía Garrido, ocurrida en el año 2008 y que salpica a demasiados agentes de la guardia civil, que cuenta con demasiadas complicidades y cuya investigación ha pasado por todas las formas posibles; el archivo, la reapertura, el cambio de cuerpo policial, la entrada del Servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil y de momento, el final de la investigación, con el levantamiento del secreto del sumario decretado la pasada semana, con unas conclusiones y una deriva que dejan aún muchas dudas sin resolver.
Para el que no haya seguido el tema, convenientemente silenciado, esquivado o manipulado por los medios de comunicación en general, salvo honrosas excepciones, conviene recordar que si se ha llegado hasta aquí ha sido gracias al empuje de una mujer, Rosa, la hermana de Lucía, que nunca cesó de luchar para esclarecer su muerte y del comportamiento, podríamos decir que heroico, de los miembros de la AUGC de Málaga Ignacio Carrasco y Alberto Robles, junto con otros compañeros, que apoyaron, animaron, denunciaron e investigaron para conseguir que cuatro años después de su asesinato, un juzgado volviera a reabrir la causa en el año 2012 y posteriormente en el año 2014, seis años después del terrible suceso, el SAI (servicio de asuntos Internos de la Guardia Civil) entrara por fin a investigar una trama de corrupción policial que hasta ese momento había campado a sus anchas a pesar de las evidencias de su existencia.
No sólo es por el asesinato de Lucía por lo que esta historia resulta escandalosa. Un año después, en el mismo lugar en el que murió brutalmente Lucía, una finca de Alhaurín utilizada como centro de refugio de animales conocida como "Los Naranjos", se produjo la muerte de dos jóvenes colombianos a manos del hasta entonces principal sospechoso del asesinato de Lucía, Manuel Alonso, compañero sentimental de Lucía, muertes que fueron convenientemente archivadas alegando Manuel Alonso que actuó en defensa propia cuando los dos colombianos intentaron robar en su interior. Una investigación policial que recayó en los mismos agentes que investigaron la muerte de Lucía y que a día de hoy ya sabemos que fue todo menos una investigación policial. Por si fuera poco, algunos responsables de la policía judicial encargados de los dos terribles sucesos, fueron detenidos con posterioridad al estar vinculados presuntamente con una red de narcotráfico que operaba en la provincia de Málaga. (Si alguien está interesado en conocer más datos sobre está truculenta historia le recomiendo que lea mi libro Asuntos Internos, con perdón). Para cerrar este breve resumen baste con decir que el asesinato de los dos jóvenes colombianos fue desde el principio el nudo gordiano de todo este entramado, la pieza fundamental que enlazaba todos los casos y que muchos no quisieron relacionar.
Vayamos con las novedades. El 17 de septiembre de 2015 murió acribillado a balazos en la localidad malagueña de Mijas el ciudadano de origen colombiano Alexander Jiménez Bonilla, Ruki. Los miembros del SAI le seguían la pista como uno de los elementos clave para poder desenrollar toda esta ardua y complicada madeja. Para cuando se produjo este asesinato los miembros del SAI ya sabían que era muy probable que se hubiera producido una fuga de información y que alguien tuviera excesivo interés en hacer desaparecer al "Ruki". Así lo pone de manifiesto el auto del juez que levanta el secreto del sumario.
"De hecho D. Alexander Jiménez Bonilla, alias Ruki, con un amplio historial delictivo y relacionado con actividades ilícitas desarrolladas en la finca Los Naranjos, fue asesinado el 17 de septiembre de 2015, manifestando la Guardia Civil que el móvil también podría ser silenciar a este posible testigo, pues en el folio 50 se indica que "dicho sujeto suponía un elemento clave para el avance de las pesquisas en general, así como para la incriminación de los agentes corruptos y terceros en particular", de donde resulta cierto paralelismo entre las muertes de Dª Lucía Garrido Palomino y Ruki. De hecho en el mismo folio, anteriormente, se indica expresamente "Esto haría de él (Ruki) una amenaza, en tanto en cuanto lo convierte en el mismo "escollo" que lo era Lucía; elementos ambos más bien molestos y peligrosos por el valor de la información que poseen".
Los presuntos asesinos de Ruki fueron detenidos con posterioridad. Dos ciudadanos de origen español, pero del móvil y de las circunstancias que rodean este asesinato aún no tenemos noticia, si descartamos el manido "ajuste de cuentas". Ruki apareció en un informe de la UDYCO (policía) a raíz de la muerte de los jóvenes colombianos en 2009 como una de las personas que podrían haber facilitado las armas a los colombianos fallecidos. Es curioso que el mismo informe de la policía ya dice que el asalto a la vivienda fue para robar una importante cantidad de cocaína, en base a lo manifestado por sus confidentes y que convenientemente introdujeron en la base de datos conjunta de policía y guardia civil. A pesar de todos estos elementos cuanto menos interesantes, la investigación se archivó y triunfó la tesis de la autodefensa de Manuel Alonso. Y todo ello a pesar de que había otro elemento sorprendente en la investigación: el supuesto tráfico de armas y la entrega de una pistola de fabricación alemana que se deducía de las escuchas practicadas a raíz de la muerte de Lucía y que ponía en la diana a Manuel Alonso, compañero de Lucía, y a Fernández Barea, uno de los principales investigados en la red de narcotráfico de Málaga. Demasiada tinta de calamar en todo este proceso.( De Ruki sin duda se hablará algo más con el paso del tiempo, conocedor de algunos misterios malagueños, como el robo de cocaína en el puerto de la ciudad en dependencias policiales.)
El caso es más llamativo si tenemos en cuenta que una de las pistolas utilizadas por los colombianos en el supuesto asalto de la finca era de fabricación alemana y que además los restos de ADN que contenía no se correspondían con los de los colombianos que supuestamente las empuñaron y usaron sino con los de una tercera persona sin identificar. Ya digo, a pesar de todo el caso se archivó.
Gracias a un testigo protegido que obra en la causa, nos enteramos ahora de que el día en que se produjeron las dos muertes de los colombianos, dos coches, presuntamente vinculados a agentes de la guardia civil, aparecieron en la finca, y sacaron toda la cocaína que allí se almacenaba mientras los cadáveres aún estaban calientes en el interior de la finca. Después de hecha la operación, aún tardo cierto tiempo en aparecer la guardia civil, que fue llamada por el propio Manuel Alonso, desde la casa de un vecino. Sorprendente.
Otra de las conclusiones que ha generado cierto estupor de esta investigación es la desimputación de Manuel Alonso del asesinato de Lucía. Es cierto que nunca se le consideró autor material de la muerte de su compañera pero tanto en el informe de la policía, cuando en el año 2012 se reabre el caso y asume la investigación, como en el posterior del Servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil, se le considera autor intelectual de su muerte. Y ello en base a la extraña coartada que se fabricó aquel día, apareciendo en varias gasolineras para que su imagen fuera grabada, guardando tikets de todas las consumiciones o compras que realizó ese día, y sobre todo en base a las continuas amenazas que había lanzado sobre Lucía, dejando ver incluso la posibilidad ante numerosas personas de que por 3.000 euros cualquier sicario estaría dispuesto a acabar con su vida.
Ocho años después del asesinato de Lucía, descubrimos que nada tiene que ver esta muerte con la violencia de género. Ocho años dando vueltas a la idea central de que todo había sido orquestado por Manuel Alonso para quitarse de en medio a Lucía para recuperar el absoluto dominio de la finca donde se producían todo tipo de hechos delictivos y de los que ella era conocedora.
A la vista de lo sucedido...¿no fue todo una estrategia de inducción para despistar? Así lo vuelve a poner de manifiesto la investigación y el auto del juez acordando su desimputación..
" se manifiesta expresamente por la Guardia Civil que la muerte de Lucía se planificó aprovechando "El escenario hostil que por aquel entonces existía entre Alonso Herrero y su ex pareja Lucía". De hecho debemos recordar que hasta esa fecha y durante cinco años ese escenario hostil fue la única circunstancia que llevó a que D. Manuel Alonso Herrero fuese considerado sospechoso."
Es necesario que entendamos que el asesinato de Lucia fue planificado presuntamente por guardias civiles conocedores de las técnicas de investigación y que por tanto jugaban con bazas a su favor, lo que nos debe hacer recapacitar sobre el verdadero problema de la corrupción policial. El caso es que el capote de la violencia de género fue secundado durante cinco años, tiempo en el cual se pueden destruir muchas pruebas y borrar muchos vestigios.
Pero si todo era una estrategia para confundir y y disipar los verdaderos motivos de la muerte de Lucía es complicado pensar que el propio Manuel Alonso no participara en la misma estrategia. El caso cierto es que nunca hubo pruebas sólidas contra él, sólo indicios, informes policiales que los jueces no estimaron de la entidad suficiente como para meterle en prisión, cosa que sorprendía bastante. Nunca consideré la muerte de Lucía como de violencia de género y así queda acreditado en mi libro. Eso no obsta para que critique duramente la soledad y el abandono en los que cayó Lucía cuando sus denuncias por maltratos y amenazas fueron una y otra vez descartadas por los juzgados y cuando aquellos que debían de haberla defendido miraron para otro lado, a pesar de vestir uniforme. Pero su crimen parecía una ejecución. Y así parece que ha sido. Una ejecución en la que ,según el auto judicial , intervinieron personas que nada tenían que ver con Manuel Alonso, dos ex guardias civiles -en activo en el momento en que ocurrieron los hechos - y un delincuente vinculado al narcotráfico al que se considera autor material de la muerte.
Pero leamos el siguiente párrafo con atención.
"En los folios 445 y siguientes la Guardia Civil hace un exhaustivo análisis del móvil del crimen haciendo referencia a situaciones de malos tratos de D. Manuel Alonso Herrero hacia Dª Lucía Garrido Palomino que ya dieron lugar a otros procedimientos penales anteriores. En el párrafo segundo del folio 446 se indica expresamente "Llegados a este punto, es donde florecen los indicios que refuerzan la teoría de que Lucía en vida suponía un estorbo, impedimento e inclusive una amenaza, pues el conocimiento que tenía de los comportamientos anómalos llevados a cabo por su ex pareja Alonso Herrero en sintonía con terceros, así como con componentes del Cuerpo, podría ser utilizado por ella de forma inesperada en detrimento de la licitud e integridad presumiblemente ausente en los mismos". Posteriormente se indica "Se infiere, por tanto, que también en algún momento debió amenazar al propio Alonso Herrero con desvelar o hacer público el contenido de la información de la que era conocedora directa en ese caso, es más que previsible que a su vez Alonso Herrero pusiese en conocimiento de los propietarios de la droga esta peligrosa circunstancia, lo que se estima que la llevó a convertirse en un peligro para los narcotraficantes implicados que veían peligrar su futuro y su valiosa mercancía". En el folio 447 se indica expresamente que D. Amador Pérez Luque decidió eliminar el grave peligro que para su persona suponían las amenazas que Lucía venía vertiendo con sus declaraciones amenazantes "
Y aquí hay algo que no cuadra, algo que hace muy difícil entender la desimputación de Manuel Alonso porque este párrafo es contradictorio con el argumento principal. Lucía era una amenaza para todos. También para Manuel Alonso. Éste , encausado en un proceso de narcotráfico, debía conocer , como propietario de la finca, que aquella se utilizaba como guardería de droga y si esto es así algún tipo de ganancia debía de obtener de tal circunstancia. También peligraba su negocio. ¿es suficiente el hecho de que Manuel Alonso no estuviera presente en la reunión dónde se acordó la muerte de Lucía para colegir que nada tuvo que ver con su asesinato? ¿Y toda su puesta en escena? ¿Avisó del peligro que corrían los dueños de la droga de las amenazas de Lucía, tal y como sugiere la investigación? ¿Fue entonces absolutamente ajeno a los preparativos o al conocimiento de su asesinato? ¿quién facilitó la llave de la finca a su presunto asesino o asesinos? Llave que ochos años después sería determinante para iniciar una nueva investigación al poderse extraer restos de ADN con técnicas mas sofisticadas y que fue recuperada en el lugar del crimen. Otra de las incógnitas que no ha resuelto la investigación es el número de participantes en el asesinato de Lucía.
En el sumario de los dos jóvenes colombianos muertos a tiros en la finca de los Naranjos por el propio Manuel Alonso se halla la clave de todo. No sé hasta que punto la investigación continuará y no sé hasta dónde se quiere llegar. Sólo sé que cuando entró Asuntos Internos a investigar los hechos ya habían pasado seis años del asesinato de Lucía y cinco de la de los colombianos. La investigación de la policía nacional en 2012 resultó tan infructuosa y tan inútil como todo lo que se había hecho hasta ese momento. Simplemente no quisieron entrar a fondo y se limitaron a avalar la teoría del asesinato por motivos de violencia de género, sin llegar nunca a vincular la muerte de los dos colombianos con la de Lucía y con todo un entramado de corrupción policial. Asuntos Internos fue fragmentando y explotando controladamente todo esta hiedra de asuntos, practicando detenciones de agentes del SEPRONA vinculados a actividades ilicitas dentro de la finca y de otros guardias civiles vinculados al narcotráfico o al tráfico de armas. Pero el magma que subyace en todos estos casos sigue siendo un misterio. Las preguntas sin respuesta son demasiadas y sobre todo una..¿hasta donde llegaba o todavía llega la hydra de la corrupción policial?
El próximo martes, 12 de julio, presento mi libro Asuntos Internos en la Semana Negra de Gijón. Allí seguiré exponiendo mis dudas sobre este caso y mi reconocimiento a la AUGC de Málaga, auténticos impulsores de esta investigación, sin menospreciar por ello el trabajo de Asuntos Internos de la Guardia Civil que considero laborioso pero inacabado.
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Holà. No hay que olvidar a Angel Vaello García lo que ha echo y hacer daño a esta mujer de echo esta en la cárcel. Que paguen todos estos
ResponderEliminarHola, para tu informacion el es inocente y se va a demostrar, tal vez si supieses algo del caso no opinarias por opinar, cuando hables hazlo con fundamentos, lo que tienen que hacer es no mirar hacia otro lado y que busquen al verdadero culpable
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