Te falta el interior para comprender por qué el mar retrocedió mecido en cunas de lava, abrasando el silencio de los tiempos y se erguió una naturaleza majestuosa e indómita donde el ser humano aún puede reconocer los destellos de su origen. Te falta el interior para comprender esa quietud eterna donde parece haber caído el paisaje recomponiéndose día trás día en una mangnitud donde sobra el reloj y el tiempo parece hecho para otras latitudes. Te falta el interior para gozar de la proximidad del mar y observar las luminosos espacios que un día brindaron con sus espumas y en su resaca se despertaron llenos de fósiles y vegetaciones misteriosas que nos adormecen con sus olores y sus formas y nos sitúan en el umbral de todos los enigmas. Te falta el interior para comprender la estepa de sol y de miel que transcurre en todos los horizontes de esta tierra que se cruzan como líneas imaginarias abriendo siempre una pregunta sobre la composición de las rocas, de los cristales y yesos. Te falta el interior para sumergirte en caminos que han permanecido intactos durante miles de años abrazando el pasado mas remoto como si pudieras ver una película de todo cuanto aconteció justo antes de que llegara nadie. Te falta el interior para comprender cómo se formaron los planetas y respirar el silencio y la palabra de todas las piedras, descifrar las formas de las montañas y de las sierras, auscultar el brote mágico de los árboles que reciben el agua en las profundidades del suelo donde la vida ocurre en un plano contrapuesto a la superficie. Te falta el interior para sentir cómo vivieron los hombres y mujeres de esta tierra, con sus cortijos enclavados en los perfiles de los barrancos, confundiéndose con la piedra severa y húmeda que acariciaba el rigor de sus faenas. Te falta el interior para observar las terrazas y las cuevas, el desierto y los vergeles, la luz y la luna en una misma sintonía, en una misma unidad poética que quiere prevalecer en el fósil de la luz, como si todo ya fuera una delirante y pausada transfusión de energía y de vida. Te falta el interior para encontrar tu propio interior y sentir que la naturaleza nunca, jamás ha abandonado a nuestra especie.
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Lo mejor es leerlo repetidas veces una sola es insuficiente y "te falta el interior" para captarlo en todas sus dimensiones...
ResponderEliminarEs bello, didáctico...