No nos merecemos un país en el que la gente se levante por la mañana pensando en echar curriculums - que les den dos duros a los curriculums, que nadie lee y que nadie hace caso- invocando a las Autoridades, civiles, laborales, monetarias, la posibilidad de trabajar por un salario que en el mejor de los casos sólo nos dará para retroalimentar la vejiga de edificios que se consumen en su depreciación, de alimentos que se enumeran en las estanterías de los supermercados - Mercadona ..y por qué no Merca Homo..¿no hay machismo en esta suplantación amable de vuelta al canibalismo?- colas balsámicas donde nos miramos unos a otros y nos comprendemos como víctimas de la necesidad y nos sorprendemos como buenos empleados de La Cosa, ordenando debidamente nuestros paquetes y transportando debidamente nuestro carrito hasta las salas de urgencia de los parkings ..- ¿no vendrán de ahí eso del parkinson?- Luego, vuelta a casa, los niños, la tele, la cena, un poco de conversación sobre la futilidad del día. Y un día mas, un día menos, un día igual, un día...pasón...¡eso es lo que hace falta¡ un diapasón que nos afine nuestras tormentas de ideas sin tener que comentárselas al jefe, a la jefa, al jefo, al jeta de turno estabilizado en su pupitre de adulto desde hace ya décadas, siempre el mismo,la misma, el mismo emitiendo sus consignas aburridas, incontestables, inasumibles pero verdaderas en esa verdad que de tanto pregonarla parece ser la única posible.
No nos merecemos vivir en un país que trata a los ciudadanos como seres infantiles, sin formación, donde nadie nos cuenta la realidad de lo que está pasando en esas esferas que ni usted ni yo jamás vislumbraremos, ni pisaremos porque para eso hay que ponerse el buzo de andar por los lodazales y tragar a conciencia pues da muy buen dinerito y mucha posición, aunque haya que sacudirse el polvo en la intimidad sin polvos. O esta otra posibilidad: polvos reciclados en el mármol de una habitación de lujo, lujo lujo, ¡lujuriosos¡ donde todo se descorcha en el vacío de la billetera y luego se le queda a uno cara de portavoz de algo.
No nos merecemos vivir en un país que prefiere sacrificar a sus ciudadanos, apretarles el cinturón, ahogarles, asfixiarles, para salvarse ellos solos, ellos primero. Nos nos merecemos vivir en esta época de oprobio donde sólo cuentan, han contado, los amiguetes, los clanes, los chanchullos, por encima de la ilusión de la juventud, de la formación, de la experiencia de la madurez, de los proyectos de los soñadores.
No nos merecemos vivir en un país donde reina la mediocridad, la corrupción, donde siempre hablan los mismos, donde la televisión suplanta o intenta suplantar las vidas de la gente...-si supieran que cada vida es un misterio por descubrir,una meta que realizar, un juego fantástico que llevar a cabo ¡sean soberanos de sus vidas¡-. No nos merecemos vivir en un país en el que no cuentan con nosotros salvo para los recortes y la amenaza de lo que viene aún será peor. No nos merecemos vivir en un país sin lideres auténticos - a modo platónico- donde lo que se busque sea el bien por el Bien, no el PIB, el IPC y demás monsergas que nos tienen a todos sumidos en el esqueleto del lenguaje. No nos merecemos vivir en un país donde nadie plantee una solución global, generosa, articulada y que además esté ya preparando a sus fuerzas de seguridad para la que se avecina.
Por esto y por mucho más yo ya sé a quien voy a votar en las próximas elecciones.
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La situación que estamos atravesando tiene muchas/varias lecturas. Esta es una manera,desgraciadamente, la más extendida, es una crítica profundamente pesimista -aunque con cierto sentido del humor/ironía que la hace digerible- es desesperanzadora y no aporta -que diría un amigo mio-. Supongo que es inevitable dado el bombardeo de noticias terminales con las que comenzamos el dia y lo finalizamos, pero aún asi tenemos que hacer un esfuerzo para salir de la queja patológica exclusiva porque es contagiosa y aumenta su poder. La nueva sociedad a la que nos dirigimos no tiene por que ser peor... y existen motivos de peso por los que esta está cayendo en picado y, contrariamente a lo que opina el autor igual si nos la merecemos, aunque eso de merecer o no merecer da para mucho y es relativo. Son muchos factores los que confluyen y no necesariamente con equidad ¿se merecían las víctimas del terrorismo que les pasara a ellos? hay infinidad de casos parecidos, a la vez que los hay justos, personas que merecen reconocimiento social y lo tienen y otras veces quedan en el anonimato...
ResponderEliminarCreo que hay que desdramatizar, difundir un mensaje que transmita ganas de hacer/cambiar las cosas, de mejorar. Cada cual desde donde se encuentre por que está comprobado que el optimismo también se contagia y a la larga -y a la corta- da mejores resultados/frutos.
Whit the due respect.