viernes, 16 de diciembre de 2011

DANDO CERA

Parece ser que lo mas interesante del museo de cera no es el museo en si mismo, sino sus naves-almacén donde van a parar aquellos que por una cuestión u otra son degradados de la realidad y pasan a ese estadio intermedio que es como el limbo donde ya no se sabe qué hacer con ellos. Yo, de naturaleza romántica, siento una enorme  curiosidad por saludar a esos personajes que un día sobresalieron del vulgo y adquirieron su billete para posar en esos salones un tanto mortecinos del museo. Pero se portaron mal, metieron la pata, o simplemente dejaron de interesar y alguien decidió quitarles de en medio como si con esa decisión se pudiera fulminar un trozo de la historia de este país. Y allí yacen, amortajados, apilados en cajas, a la espera de una última decisión que les haga desaparecer para siempre. Y esa es la contradicción, pues se supone que cuando se les hizo de cera era por ese deseo que tienen los hombres de perpetuarse mas allá de las fronteras del tiempo. Si yo fuera responsable del museo levantaría una sala con todos esos despojos y contrataría a varios licenciados en historia para que fueran explicando al personal ese trozo de la historia de España que se quiere ocultar y que sin duda tan bien retrata nuestro devenir de los últimos años. A nadie debería escapársele que es en el pecado, en  la debilidad, en  el exceso donde uno puede comprender mejor la naturaleza del ser humano. ¿por qué privarnos de tanta sabiduría? Mucho mas ahora que hay que agudizar el ingenio para crear nuevos puestos de trabajo. Hablando con ellos en esa especie de purgatorio para los muñecos de cera uno comprendería mejor lo que ha sido la historia de este país. Y digo todo esto porque los responsables del museo de cera se empiezan a plantear qué hacer con la figura de Urdangarin, que, vestido de etiqueta, aparece sonriente en una cena de palacio. Dicen que es mejor quitarle la etiqueta, sacarle de la escena real y llevárselo a la sección de deportes vestido ya con chándal. La verdad es que me produce todo una carcajada infinita. Otra de las opciones es llevárselo a ese cementerio de muñecos de cera y esperar a ver que determina la historia con el sujeto. Creo que fue Marichalar quien abrió camino. Una vez divorciado de la infanta Elena pasó a mejor vida en la quietud de ese limbo. Nadie le echa de menos en el museo. La gente olvida pronto a sus ídolos de cera.

1 comentario:

  1. No sabía que había "un almacén con los despojos o mejor un cementerio de muñecos de cera"...
    Debe ser de cuento de terror y no me extraña que este museo de tanto juego en el cine, debería llamarse - a mi modo de ver- museo del terror...
    No entiendo que exista y sea visitado no se si mucho o poco...
    La condición humana es diversa... Entra de todo y por supuesto la codicia también viene con nosotros por eso es tan importante una buena educación/formación moral... que sirva de freno tener argumentos de peso para cerrarle la puerta con llave, tener muy claro que el mundo del dinero por el dinero es un mundo vacío que no da felicidad, que la felicidad va por otro camino..
    No entiendo que esto no se vea con claridad lo debemos hacer mal pues no es tan difícil...
    Es verdad que la historia hay que contarla bien por eso es importante no ocultar lo que no gusta si es que queremos aprender algo aunque sea poquito...
    Casi siempre estoy de acuerdo con el punto de vista de el autor y agradezco que escriba -cada día mejor-.

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