lunes, 5 de diciembre de 2011

LA ANTIMADRASTRA

Necesitábamos las lágrimas de la ministra italiana Elsa Fornero para visualizar la magnitud de la tragedia que estamos viviendo. Unas lágrimas sinceras que son el único torrente de dignidad que he visto en los últimos tiempos. Europa se acaba, la Europa que nos hacía soñar e ilusionarnos, paraíso de la libertad y del bienestar. Le han ganado la batalla los mercados, el capitalismo silencioso y sin escrúpulos que ya no tiene fronteras y que es capaz de doblegar incluso a un gigante que con tanto esfuerzo se construyó desde los tiempos de la revolución francesa. Hoy estamos todos aturdidos, temerosos. Nos golpean sin saber por qué, nos lanzan la idea de que esto se acaba, el café para todos, como dice el presidente de la patronal madrileña, Arturo Fernández. Nos amenazan las pensiones, retrasan la edad de la jubilación, nos recortan en sanidad, en educación, en cultura; nos pagan sueldos poco acordes con el nivel de vida que nos han impuesto. La idea de Europa va camino de convertirse en un boomerang que cuando lo lanzamos hace unos años nos trajo prosperidad y progreso pero a su vuelta escondía la verdadera cara del triunfo de los mercados con sus secuelas de tiranía y pobreza. Al menos la ministra italiana ha tenido la decencia, el honor de llorar en público y reconocer el dolor que siente al atentar gravemente contra los derechos de los ciudadanos. Es la anti-madrastra. También necesitábamos una mujer así que consiga romper esa imagen de malvada de la Merkel. Todo el día con amenazas, todo el día diciendo lo que hay que hacer, gobernando Europa a su antojo con el beneplácito y el silencio de todos. Aquí en España también tenemos nuestros madrastras. Nos anuncian recortes con una espantosa cara de seriedad culpabilizándonos secretamente del déficit del estado. Y hay quien ya se lo cree. Que yo sepa - por lo general- a uno en la vida no le regalan nada. Deberían cambiar el tono del discurso. Atreverse a pedir perdón a los ciudadanos por la cirugía que están aplicando sin anestesia. Encima hay quien se atreve a hablar de recortar la gratuidad de la enseñanza, -Esperanza Aguirre-aprovechándose del momento, como si eso fuera ser buen gobernante. Un político que trabajara por el bien común tendría mucho cuidado y mucho respeto a la hora de decir eso. No se puede frivolizar con la educación de una parte de la población sin que alguien sienta un poco de pudor, de pesar, por decisión tan dura. La ministra italiana ha roto el guión de los tecnócratas, a los que se les supone fríos e impasibles. También el de los políticos. Sus lágrimas van dirigidas a la gente. No es una estatua de sal como las que estamos acostumbrados a ver por estos pagos. Es una persona de carne y hueso. Por fin. Deseo que siga en el gobierno italiano pero mucho me temo que su sensibilidad va a ser incompatible con los autómatas de las cifras. Ojalá me equivoque.

2 comentarios:

  1. Jorge, enhorabuena, no puedo estar más de acuerdo contigo. Si la sensibilidad de la Ministra italiana la tuvieran las Agencias de Calificación, pagadas por los propios Bancos y Estados a los que están destrozando, otro gayo nos cantaría. De verdad, enhorabuna. Adelante, por lomenos que nos quede el derecho a pataleo y si alguien lee esto y resulta que está en elpoder que se enter.
    Un abrazo enorme.

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  2. Lo cierto es que es más que agradable leer noticias como esta... Gracias

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